6 de julio de 2010

LOS ORÍGENES DE LA TAUROMAQUIA, Parte Primera: caza y sacrificio

Al principio, el Uro o toro salvaje de los bosques era objeto de caza para la alimentación de la comunidad. El hombre se dió cuenta de que existían procedimientos para cazar el toro burlando su acometida y luchando con él. Procedimientos vistosos en los que destacan los más ágiles: hombres que lucen sus habilidades cada vez que se organiza la cacería de toros salvajes. en torno a esas habilidades y, debido al carácter sagrado y mitológico que va adquiriendo el toro, se genera un rito; el toro muere y la comunidad organiza el banquete para alimentarse.
La función de caza para la alimentación física va coexistiendo con la función de caza para la alimentación espiritual (los sacrificios a la divinidad). El toro se va asociando con la divinidad, cuando no se convierte en ella, y va formando parte de su ritual como ocurre con el Taurobolio ("caza del toro salvaje"): sacrificio taurino en honor a Cibeles y Atis, en el que se cazaba a un toro salvaje y, después de sacrificarlo, la sangre taurina servía para bautizar mediante un determinado rito.
Para sacrificar al toro salvaje (se pensaba que al ser salvaje, podía ser mejor valorado el sacrificio por la divinidad) había que aviárselas para cazarlo mediante engaños y conducirlo al lugar adecuado; éste bien podría ser el origen de los traslados de ganado bravo que, posteriormente, darían lugar a los encierros que conocemos).
Otras fiestas taurinas de la época antigua eran las Tauropolias, celebradas en honor de los dioses Apolo (dios del sol) y Diana (diosa de la fertilidad y la naturaleza salvaje), que se celebraban Icaria, Andros, Anfípolis y Creta.
Estos ritos taurinos fueron calando en la sociedad y formando parte del ambiente lúdico y festivo de ésta e, incluso, el acto de caza y engaño llegó a tener tal importancia que, a veces, llegó a quitar protagonismo al sacrificio. Como ocurriría con la Taurokathapsia, considerada por muchos el origen de la Tauromaquia.

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