18 de julio de 2010

LOS TOROS PARA EL PÚBLICO VALIENTE

Mucho se ha dicho que el toreo es de valientes, pero esta valentía no es sólo requisito para quien se juega la vida en el ruedo, sino también para el público que se juega el dinero ante la incertidumbre de si lo que verá esa tarde colmará sus expectativas o no; porque ahí radica la magia del toreo: en la incertidumbre de lo que va a pasar, de si esa será una tarde de gloria o de tragedia.
Lamentablemente, en esta sociedad actual donde se persigue la estabilidad y la seguridad se intenta acabar con ese componente mágico de la Tauromaquia. El público decide ir a lo seguro y acudir a las corridas con diestros de renombre, pasando de los toreros que no tienen tanto nombre o de aquellos jóvenes que están empezando. ¿Es esa la afición taurina? choca ver la Maestranza en una corrida de Feria y en una novillada de promoción, por ejemplo.
Y dejo una pregunta en el aire: ¿qué hubiera sido de Manolete, Curro Romero o Rafael de Paula, por ejemplo, si nadie hubiera acudido a verlos en sus inicios? cuántas páginas del toreo se habrían borrado sin el apoyo del público taurino en los comienzos de las que después serían grandes figuras del toreo. La seguridad acaba con el progreso y no es de valientes, como el Toreo.


11 de julio de 2010

DEL NACIMIENTO DEL TORO DE LIDIA

Antes del s. XVIII, el toro se criaba salvaje en los bosques, con absoluta libertad, y el ganadero se limitaba al transporte del animal a la población y poco más. Y esto ocurrió así hasta que los sevillanos José Vicente Vázquez y el Conde de Vistahermosa, que fueron los primeros criadores de toros de lidia, comienzan a aplicar criterios de selección.
Debido a los pastos y al clima, se ha de suponer, el toro andaluz era más fino en su constitución zootécnica.
El utrerano señor Vázquez tuvo la idea de que los caracteres de bravura y tipo podían ser hereditarios, y se le ocurrió someter a determinadas pruebas a las vacas de vientre con la intención de matar las que no cumplieran unas normas de bravura y dejar para criar las que sí las cumplieran. Así nació el tentadero.
En principio, se le ocurrió probar el comportamiento de los becerros en el campo, ante un picador, para ver cuáles reunían unas condiciones mínimas de acometividad y cuáles no; de esa manera evitaba mandar, a la plaza, toros absolutamente mansos. Este señor fue el auténtico pionero de la ganadería brava actual, quien intuyó que el toro se podía amoldar para la lidia.


LOS ORÍGENES DE LA TAUROMAQUIA, Parte Tercera: distintos tipos de toros y toreo landés

En la Edad Media se tenía idea de la existencia de determinadas razas con características concretas debidas, seguramente, al entorno de crianza. Así existían los toros navarros, los de Castilla y los de Andalucía.
La nobleza era la encargada de proveer de toros los festejos que se organizaban, sin ningún criterio y sin ningún compromiso en cuanto al comportamiento de los animales.
Los toreros preferían los toros andaluces a los toros navarros por encontrarlos más aptos para la lidia tal y como se concebía entonces. Hay razones para entender estas preferencias: en Andalucía existían grandes extensiones de terreno donde pastaban los toros y los vaqueros que de alguna manera los cuidaban y los conducían a la plaza no entraban jamás en contacto directo con ellos, utilizando siempre el caballo.
En cambio, los vaqueros navarros y de la zona del norte de la Península, debido a la configuración del terreno donde se encontraban estos toros, no podían utilizar el caballo, sino que tenían que hacerlo a pie, por lo que repetidamente tendrían que burlar la acometida de los toros con recortes y quiebros. El toro con estos recortes aprendía, por lo que los lidiadores encontraban en ellos unas dificultades que no tenían los toros andaluces.
En la zona francesa de la Gascuña -también llamada Aquitania-, de herencia vasca (Gascoinia-Wasconia-Vasconia), estos recursos se popularizaron y se convirtieron en el divertimento tradicional de los gascones.
En la actualidad, en el mes de octubre, se celebra el Campeonato de Francia de recortadores y Saltadores, conocido también como Carrera de Las Landas.

10 de julio de 2010

RECUERDOS TAURINOS DE MI NIÑEZ

No recuerdo la primera vez que me puse un traje de luces aunque, por lo que dicen, tenía apenas un par de años. Por las fotos, recuerdo el color -azul royal- y que me estaba enorme. Todo me estaba enorme. Incluso, según mis padres, tuvieron que rellenarme la montera un poco para que no se me cayera. Poco a poco, fuí rellenando mi traje a medida que crecía. En mi casa es una tradición que los varones, desde pequeños, vistamos de luces. Para algunas personas puede ser algo llamativo; para nosotros, algo natural. Por eso ni mi hermana ni nadie de mi familia se extrañó cuando le regalé a mi sobrino su primer traje, un azul aguamarina. Es algo natural.
Recuerdo siendo muy niño, que mi padre nos llevaba a la Huerta de Domingo (un familiar suyo que poseía un terreno con vacas y otros animales), en Écija. Allí debí de tener mi primer contacto con el ganado bovino en primera persona (aunque desde pequeño mis padres me han llevado a ver corridas de toros, debió de ser ahí mi primera experiencia). Estar junto al ganado para mí siempre fue algo natural, lo cual aumentara mi inconsciencia en lo que al ganado bravo se refiere.
No puedo concretar la fecha -tal vez tendría unos 10 años más o menos-, mi familia decidió celebrar un día de campo en la sierra, cuando algunos de mis primos y yo decidimos realizar una exploración campestre; llegamos hasta un vallao donde pastaba ganado bravo. Tal vez, esa familiaridad con el ganado provocaría que un niño de corta edad como yo -carente del sentido de peligro ni de la vergüenza- me escurriera entre las tablas hasta acercarme a los toros. No puedo recordar la fecha, pero sí la sensación mística que me hacía aproximarme hasta sentir la respiración del toro, mientras su sombra protegía mi pequeño cuerpo del sol de la mañana. Gracias a Dios que no había nadie de la ganadería cerca, porque me hubiera caido una buena de mis padres si se hubiesen enterado. Mis primos, mayores que yo, no se podían creer lo que había hecho; mi familia, sí. Algo natural. Gracias a Dios que ellos guardaron silencio hasta que, con el tiempo, se desveló dicha anécdota.
A pesar de lo que se dice que el entorno hace mucho, puedo asegurar que cuando me ponía delante del televisor con una servilleta roja de pequeño mientras se retransmitía una corrida de toros no era nada premeditado. Salía. Algo natural.
Recuerdo también haber salido a la calle a "jugar al toro". Torear en la calle de niño es algo que no se olvida. Ni lo olvidas tú ni lo olvidan los que te miraban por la ventana o por el balcón. También he jugado al fútbol en la calle, pero no es la misma sensación. Debimos de ser los últimos niños que toreamos en nuestra calle porque no recuerdo que otros lo hicieran después y, eso, es algo que no se olvida. Curiosamente, nunca hacía de toro y a mis amigos no les importaba (ni me lo proponían ni yo decía de ponerme a hacer de toro). Estos son algunos recuerdos taurinos de mi niñez.



¿EL TORERO? NACE... Y EL TOREO, SE HACE

Mucha gente se habrá hecho la pregunta de si el torero nace o se hace. Cada uno puede hablar de su experiencia personal y dar su opinión sobre el tema y, supongo, que habrá teorías muy interesantes al respecto.
No me considero en posesión de la verdad absoluta pero, como he dicho antes, hablo desde mi experiencia personal. Pienso que el torero nace torero, la alternativa sólo viene a constatar públicamente lo que eres pero no es el nacimiento torero, ya que éste viene se encuentra ligado al nacimiento de la persona pues el torero, ante todo, es ser humano. Tampoco considero que el "bautismo de sangre" sea el nacimiento a la torería, sino una circunstancia más de lo que haces.
De todos es sabido que el torero lo es tanto dentro como fuera de la plaza, las 24 horas del día, los 365 días del daño, puesto que no es un traje que te quitas y te pones. El traje te hace sentirte especial de cara al exterior, pero ya lo eres interiormente.
Torear es algo que tienes dentro de ti, un lenguaje vivo. Los profesores te enseñan las "palabras" para que te expreses pero es un lenguaje tuyo. Al igual que otras ramas del arte, el artista pretende difundir ese lenguaje vivo personal, darlo al mundo como el pintor da su lenguaje en un cuadro, el poeta en una poesía, el escultor en una escultura. Sin embargo, ese arte es efímero pero a la vez eterno.
Efímero porque no es algo que puedas tener presente cuando quieras (como puedes hacer al visitar a un cuadro o una escultura en un museo) sino que nace y muere en la tarde de toros. Los videos y películas podrán reflejar lo que una vez fue, pero no es comparable al sentimiento en vivo. Ahí está la eternidad del arte taurino, eternidad que nace de la resurrección en la memoria de aquella tarde de toros, de aquel pase, de aquel momento, de aquel sentimiento.
Al igual que he dicho que el torero nace, digo que el toreo se hace. Las circunstancias vitales que rodean al desarrollo del artista provocan que la manifestación del arte taurino sea única e individual como puede ser el cante: puede haber dos cantaores parecidos pero, jamás habrá dos cantaores idénticos porque el cante, como el toreo, es un arte efímero pero eterno, fresco pero caduco, individual pero a la vez universal. Estas son algunas de las grandezas del toreo.



9 de julio de 2010

SANFERMINES: TRADICIÓN FAMILIAR

Con la llegada del mes de Julio, se celebra en Pamplona una de las fiestas taurinas más conocidas del mundo: los Sanfermines. Para mí, estas fiestas tienen un lugar especial en mi corazón porque, desde que tengo uso de razón, recuerdo a mi padre o a mi madre levantarme para ver por la tele los encierros. Un año y otro y otro y otro...
Ya tuviese exámenes en la facultad, me hubiese acostado tarde o no me hubiese acostado tenía una cita ineludible con Pamplona y sus encierros. De pequeño he jugado a correrlos con mis amigos de la infancia (aquellos que hacían de "toros" para que yo los toreara en la calle con un trapo rojo) pero no los he corrido nunca, por desgracia y por múltiples circunstancias. Tal vez el año que viene o el otro o el que sea, será el año; no lo sé con certeza pero sé que llegará ese día en el que corra unos Sanfermines.
Desde pequeño he estudiado los recorridos del encierro, las calles, "dónde hay que colocarse" en cada tramo para evitar la embestida del toro, etc. Son muchos encierros.
Me da pena ver como gente borracha o que no se toman en serio el toro y el encierro, molesta a corredores y provoca caidas; ese será el mayor problema que me encuentre y el mayor peligro (más que el toro) pero estoy dispuesto a correr con el riesgo. Son los Sanfermines. Una fiesta especial y una tradición familiar para mí. Merece la pena asumir el reto.

FALTA DE RESPETO AL TORO

Llega el verano y, con éste, muchos festejos populares donde toros, vaquillas y becerras tienen un lugar muy importante. Pero esta importancia, en muchos de los casos, no se traduce en respeto y consideración para con el principal protagonista: el toro.
Me viene a la mente un triste acontecimiento ocurrido en el pueblo malagueño de Alhaurín El Grande donde, unos sinvergüenzas maltratan mediante golpes a una vaquilla que, posteriormente y como consecuencia de dicho maltrato, muere (aunque para cubrirse las espaldas las autoridades negaran la conexión entre el maltrato y la muerte).
He querido dejar pasar un poco de tiempo para escribir con frialdad sobre esta crueldad porque, a pesar de lo que piensan muchos incrédulos que dicen defender a los toros, las personas vinculadas al mundo taurino nos sentimos muy dolidos por estos salvajes acontecimientos.
¿La solución que dió el ayuntamiento? la que se suele dar en muchos de estos casos: ya no hay más festejos taurinos en la localidad. ¿Cuál es la conclusión que se puede sacar de estas decisiones? se acaban con estos festejos porque son los taurinos los causantes de estas salvajadas. De risa.
Pienso en aquella persona aficionada a la Tauromaquia, que ve como en las fiestas de su localidad se va a celebrar un festejo relacionado con su pasión taurina, que se imagina a sus vecinos disfrutando de un animal que ha dado grandes tardes de felicidad a tantas personas en el mundo. ¿Qué sería del aficionado taurino sin la existencia del toro?. Pues pienso en él y en que unos energúmenos le impiden disfrutar de su pasión: de los toros.
Pienso en lo de Alhaurín El Grande y me hago preguntas: si en cada festejo popular es obligatoria la presencia de la guardia civil ¿por qué ésta no actuó para evitar el maltrato? si las fuerzas de la ley y el orden no actúan cuando hay situaciones de peligro para la integridad de personas u otros seres vivos, no quiero ni pensar la incertidumbre que debe de causar esta actitud irresponsable en la ciudadanía; el festejo estaba presidido por un representante de la autoridad local ¿no es esta persona la máxima responsable del evento? pues por lo visto tanto la representante del ayuntamiento como los representantes de los cuerpos de seguridad del Estado se lavaron las manos. ¿Quién paga el pato? la afición taurina de la localidad y alrededores, los que aman tanto al toro y su mundo que serían incapaces de esta salvajada.
¿Los causantes? nada, unos individuos borrachos que no sabían lo que hacían, sin antecedentes, etc etc...una multita (que no la pagarán) y una palmadita en la espalda, anda, angelitos, a la calle a seguir haciendo el bien. Y ésta es la principal lacra de los festejos taurinos populares: la gente que borracha y/o drogada da rienda suelta a sus más bajos y dañinos instintos y la pagan con un animal, adorado y admirado desde tiempos remotos, que se ve impotente ante una horda de salvajes.
Personalmente, y aunque respete las tradiciones populares, no soy partidario de toros embolados, ensogados ni cualquier tipo de artilugio que da ventaja al hombre respecto al toro e impide la noble lucha hombre-toro (Tauromaquia) pues esto da pie a que "valientes" se sientan superiores y cometan todo tipo de atrocidades. Señores, el toro no es un juguete. El toro puede matar. Ha matado durante siglos y quien se ha puesto delante de un toro merece respeto porque se juega la vida. Respeto para el Hombre. Respeto para el Toro.

7 de julio de 2010

ENCIERROS: SUS ORÍGENES

Entre los festejos taurinos populares, si exceptuamos las capeas, el encierro o "correr los toros" es el rey. Tiene su origen en la época medieval, cuando se trasladaban las reses bravas desde el campo hasta la población donde se iba a encerrar al ganado y, posteriormente, desarrollar el festejo taurino.
Tras el decaimiento de los espectáculos circenses romanos, los festejos taurinos se continuaron celebrando pero, esta vez, con motivos extraordinarios: la efeméride de una población, un acontecimiento del señor feudal o real. A los espectáculos taurinos acudía la nobleza y la clase dirigente; el pueblo se tenía que conformar con ver el traslado de toros por las calles.
Dicho traslado se desarrollaba por los vaqueros, a caballo o a pie, seguido, al mismo ritmo, por el pueblo. El traslado y el posterior encierro de reses formaban un sólo acto (denominado encierro)y llegaba a ser un acontecimiento en la localidad.
Más de un traslado ha dado como consecuencia que alguna res se haya escapado del control de los vaqueros y haya provocado carreras y pánico entre la población (algo similar a lo que ocurrió en Cádiz, no hace mucho, durante el rodaje de la película "Noche y Día"). Estos hechos aislados han dado lugar a multitud de chistes y coplas.
Con el tiempo, el festejo popular relacionado con el traslado de reses fué adquiriendo autonomía propia con respecto a éste, llegando a ser el encierro tal y como lo conocemos en la actualidad.

6 de julio de 2010

LOS ORÍGENES DE LA TAUROMAQUIA, Parte Segunda: La Taurokathapsia y la Tauromachia romana

El origen de la Taurokathapsia, la lidia de toros practicada antiguamente en Tesalia, habría que buscarlo en la época minoica en los saltos del toro del II milenio a.C. No se puede precisar si fuera invención minoica, puesto que este pueblo mantenía contactos comerciales con otros pueblos taurinos, como Tartesos (podría haber influencia del modo de cazar y tratar al ganado bravo); sin embargo, la taurokathapsia de Tesalia tuvo gran repercusión en la época antigua (por los escritos y pinturas que hacen referencia a ella, como la que se encuentra en el palacio de Cnossos en Creta).
Según Plinio, consistía en perseguir al toro a caballo, incitándole mediante cabriolas y quiebros hasta cansarlo y, entonces, saltar sobre su lomo o su cabeza agarrándolo por los cuernos hasta detenerlo y derribarlo (suerte que se llama mancornar). Esta lucha entre el toro y el hombre traspasaba los límites de Tesalia: el autor clásico griego Heliodoro habla de la actuación en Etiopia de Teagenes, jinete tesaliense que, tras realizar cabriolas con su caballo, salta a la altura del toro y lo reduce después de forcejear agarrándo al toro de los cuernos.
Julio César, acostumbrado a llevar a Roma todos aquellos espectáculos de las tierras que conquistaba, introdujo este espectáculo a cargo de caballeros tesalienses. El espectáculo taurino, llamado Tauromachia ( pronunciada tauromaquia) se desarrollaba en los anfiteatros romanos, al igual como otras simulaciones de batallas y luchas para entretener al pueblo romano.
La Tauromachia formó parte del entretenimiento romano y siguió indisolublemente ligada a los espectáculos que se daban en circos y anfiteatros, como parte de estos. Esto provocó que, tras la desaparición paulatina de estos espectáculos en Roma, ocurriese lo mismo en el territorio griego conquistado. Sin embargo, en zonas como la Península Ibérica seguirían existiendo espectáculos taurinos.


LOS ORÍGENES DE LA TAUROMAQUIA, Parte Primera: caza y sacrificio

Al principio, el Uro o toro salvaje de los bosques era objeto de caza para la alimentación de la comunidad. El hombre se dió cuenta de que existían procedimientos para cazar el toro burlando su acometida y luchando con él. Procedimientos vistosos en los que destacan los más ágiles: hombres que lucen sus habilidades cada vez que se organiza la cacería de toros salvajes. en torno a esas habilidades y, debido al carácter sagrado y mitológico que va adquiriendo el toro, se genera un rito; el toro muere y la comunidad organiza el banquete para alimentarse.
La función de caza para la alimentación física va coexistiendo con la función de caza para la alimentación espiritual (los sacrificios a la divinidad). El toro se va asociando con la divinidad, cuando no se convierte en ella, y va formando parte de su ritual como ocurre con el Taurobolio ("caza del toro salvaje"): sacrificio taurino en honor a Cibeles y Atis, en el que se cazaba a un toro salvaje y, después de sacrificarlo, la sangre taurina servía para bautizar mediante un determinado rito.
Para sacrificar al toro salvaje (se pensaba que al ser salvaje, podía ser mejor valorado el sacrificio por la divinidad) había que aviárselas para cazarlo mediante engaños y conducirlo al lugar adecuado; éste bien podría ser el origen de los traslados de ganado bravo que, posteriormente, darían lugar a los encierros que conocemos).
Otras fiestas taurinas de la época antigua eran las Tauropolias, celebradas en honor de los dioses Apolo (dios del sol) y Diana (diosa de la fertilidad y la naturaleza salvaje), que se celebraban Icaria, Andros, Anfípolis y Creta.
Estos ritos taurinos fueron calando en la sociedad y formando parte del ambiente lúdico y festivo de ésta e, incluso, el acto de caza y engaño llegó a tener tal importancia que, a veces, llegó a quitar protagonismo al sacrificio. Como ocurriría con la Taurokathapsia, considerada por muchos el origen de la Tauromaquia.

5 de julio de 2010

HÉRCULES "EL TORERO", EL REY-GANADERO GERIÓN Y EL TORO ANDALUZ

Mucho se ha hablado de Hércules (también llamado Heracles o Melkart), héroe mítico y semidios clásico, dotado de una fuerza sobrehumana, presente en multitud de películas y relatos, monedas, esculturas y símbolos como su posición principal en el escudo de Andalucía; pero nunca en clave taurina, a pesar de que dos de los doce trabajos encargados por Euristeo tienen que ver con el ganado bovino.
El séptimo encargo a Hércules consistía en la captura del toro de Creta, un precioso toro blanco regalo de Poseidón al rey Minos y que éste se negó a sacrificar (Poseidón, enfadado, hizo que la reina se enamorara del toro y concibiera al Minotauro). Hércules consiguió subirse al animal (recurso taurino muy utilizado en los albores de la Tauromaquia) y se lo llevó a Euristeo, el cual lo ofreció a Hera pero como ésta lo rechazó, terminó dejándolo libre. Posteriormente, el rey Egeo le encargaría al héroe Teseo que luchara contra el toro (Taurosmakhe) y éste, posteriormente, lo mató.
Por lo visto, el arte de burlar y capturar toros de Hércules debió de llamar la atención a Euristeo, porque decidió encargarle un trabajo parecido, el décimo, que consistía en matar a Gerión y robarle sus famosos retintos.
Gerión, era el primer rey mitológico de Tartesos (en la actual Andalucía). Según la leyenda, se trataba de un gigante con tres cabezas o tres cuerpos, que poseía una manada de toros y bueyes a orillas del Guadalquivir.
Hércules consiguió su propósito (primero robó los toros y los bueyes y, después, mató a Gerión) y llevó parte del ganado a Euristeo (pues perdió parte de él por el camino). Habría que ver los métodos utilizados por Hércules para conducir al ganado bravo valiéndose sólo de su capa, su maza y su inteligencia.
La fama del ganado tartésico debía de ser bastante importante en la época para ser incluido en los relatos clásicos. Para quien no lo sepa, Tartesos era un foco comercial de primer orden en el Mundo Antiguo, como muestran los hallazgos arqueológicos encontrados. Así que ya, desde tiempos remotos, la ganadería andaluza tenía fama en el mundo.

EL TORO, EL MITO

El toro, desde tiempos inmemoriales, ha estado vinculado al Mundo Antiguo, a sus manifestaciones sociales, culturales y religiosas. Enumerar aquí las referencias al toro en la Mitología/Religión sería casi imposible, puesto que no sólo se tienen referencias de él en la zona mediterranea (por ejemplo: la montura de combate del dios hindú Shiva es un toro; uno de los animales que estuvo presente en el nacimiento de Jesús fue un buey-toro y uno de los pasajes bíblicos fue la adoración del becerro de oro; la constelación de Tauro, etc).

Pero ¿a qué se debe esa inclusión del toro en la Mitología? fundamentalmente a unos atributos relacionados con el toro: fuerza, nobleza, fecundidad... Estas características han sido apreciadas por la sociedad desde muy antiguo, de ahí que la relación entre el ser humano y el taurino ha estado cargada de misticismo y devoción por parte del primero hacia el segundo.

A modo de ilustración, voy a citar "Mitología taurina".

Apis, fue dios solar, de la fecundidad y, posteriormente, dios funerario en la Mitología Egipcia. Representado con un disco solar entre sus cuernos, a veces tenía cuerpo de hombre (representación de lo divino y lo humano). Según la leyenda, cuando el rey persa Cambises II conquistó Egipto, ratificó su posición matando en la calle a un toro y comíendoselo, diciendo : "¡mirad como me como a los dioses de Egipto!". El historiador Heródoto (s V a.C.) afirma que Cambises atacó al culto al toro Apis.

En la Mitología Griega, Europa era una mujer fenicia de la que Zeus se enamoró y la raptó convirtiéndose en toro (esta leyenda enlazaría con la idea antigua de toro como animal sagrado). La imagen de Europa caminando a lomos del toro refuerza la vinculación taurina europea, le pese a quien le pese.

Y ahora vamos con los "toreros" mitológicos.

En primer lugar tenemos al dios Mitra (dios en Persia, India y Roma), que dió lugar a la religión mitraica. Se le representa con un gorro frigio (similar al utilizado por los forçados) típico de Asia Menor, matando a un toro. La imagen central del mitraismo es la Tauroctonía o sacrificio del toro, como liberación de la energía de la Naturaleza (de su sangre emana la vida del Universo).

Otro de los "toreros" más conocidos es Hércules (al que me refiero en otro artículo) y que tuvo como encargo, entre sus doce trabajos o pruebas, capturar al toro de Creta y robar el ganado bravo del rey tartésico-andaluz Gerión.

La Mitología/Religión, como dije anteriormente, está plagada de referencias taurinas, fruto de esa idea del toro como animal sagrado digno de veneración al que se le debe, como mínimo, respetar.